La interna con Patricia Bullrich entorpece el take over del gobierno libertario que planifica Mauricio Macri. Para debilitar a la ministra, el ex presidente apuntó contra los negocios de Santiago Caputo, uno de los funcionarios más cercanos a Javier Milei.
Desde Israel, Milei dio su bendición para avanzar con una fusión con el PRO. LPO había anticipado que Macri buscaba desembarcar en el gobierno a través de Guillermo Dietrich, Cristian Ritondo, Diego Santilli y María Eugenia Vidal.
Macri juega en tándem con Victoria Villarruel y ambos tienen a Patricia como enemiga común. Macri porque lo desafía en el liderazgo del PRO y la vice porque se quedó con las áreas de Defensa y de Seguridad, que Villarruel contaba como propias.
Bullrich, titular del PRO, le propuso a Santiago Caputo ser la garante de la fusión entre su partido y La Libertad Avanza. Eso implicaría la llegada de los principales dirigentes del PRO, pero también dejar afuera a Macri, una estrategia similar a la que utilizó para quedarse con Seguridad.
Hay quienes creen que las furiosas editoriales de Eduardo Feinman en Radio Mitre y LN+, el canal vinculado a Macri, están relacionadas con la interna. El periodista se refirió a Caputo como un «aprendiz de brujo», «Rasputín» y dijo que era «ligerito para los negocios». Segundos más tarde recomendó mandarlo «al banco de suplentes».
Santiago Caputo es una figura clave de la estructura libertaria y tuvo línea directa con Milei para definir la fallida estrategia en el Congreso. El líder del Grupo Marlboro fue el principal asesor del presidente durante la campaña y se apropió de varios lugares relevantes del gobierno.
Su socio Guillermo Garat se quedó con la millonaria caja publicitaria de YPF y Santiago Caputo apunta al negocio de los pozos convencionales de la petrolera.
Antes, el líder del Grupo Marlboro logró colonizar el departamento de Comunicación del PAMI con personal de su consultora Move Group. El Disenso reveló que Caputo ya colocó cuatro funcionarias con sueldos millonarios.
Según pudo saber LPO fue el propio Mauricio Macri quien filtró la información a través de Fernando de Andreis, su dirigente de mayor confianza. Pero no fue el ex secretario General de la Presidencia quien consiguió los datos: Graciela Ocaña, fue la encargada de suministrarle los escandalosos contratos de Santiago Caputo al ex Presidente. Al parecer, la legisladora se quedó con fieles contactos de su paso por la entidad entre 2004 y 2007.