Mauricio Macri le pidió a Jorge Macri que corra a Claudio Tapia del Ceamse como represalia por haber volteado las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) en la Justicia.
La privatización de los clubes es un anhelo de Macri desde que era el presidente de Boca Juniors, pero nunca había logrado avanzar.
Javier Milei habilitó las Sociedades Anónimas Deportivas en su mega decreto, pero a raíz de una denuncia de un club de la ciudad de Salto, patrocinado por la AFA, la justicia frenó la aplicación del artículo que permitía la privatización de los clubes. Y cuando la Asociación del Fútbol Argentino festejó el fallo, Macri estalló.
El Chiqui es uno de los enemigos declarados del líder del PRO, que ni siquiera durante su presidencia logró hacer pie en la AFA.
Tapia llegó a la vicepresidencia del Ceamse en 2015 por un acuerdo de Horacio Rodríguez Larreta con Hugo Moyano. Años después, el Chiqui coronaría su meteórico ascenso en la política con la presidencia de la AFA. Con el triunfo en el mundial de Qatar, se volvió casi intocable.
Tapia comenzó a trabajar en Manliba, la empresa de la familia Macri que durante una década manejó la recolección de residuos. El Chiqui tiene mucha influencia en la rama de recolectores del Sindicato de Camioneros con el que todos los gobiernos porteños buscan tener una relación armoniosa.
Cerca del titular de la AFA aseguran que tras el triunfo de Jorge intuía que Mauricio Macri iba a buscar desplazarlo. Además de Diego Santilli, el Chiqui tiene relación con Néstor Grindetti, titular de Independiente.
El ex intendente de Lanús es muy cercano a Mauricio Macri, pero también convive con el Chiqui Tapia en la Asociación del Fútbol Argentino. Allí deberá hacer buena letra: el cuadro de Avellaneda tiene una deuda con la AFA de más de 800 millones de pesos.