Tanto en el Ministerio de Seguridad provincial como en la fiscalía miran con atención y extrema preocupación por el aumento de niños vinculados a las bandas narcos como sicarios y soldaditos.
Según una alta fuente de la cartera que conduce Pablo Cococcioni, reconoció el crecimiento del número de menores de 13 años con armas de fuego integrando bandas narcos y que expresa una de las reconfiguraciones que experimenta el narcomenudeo en Rosario que comenzó con la detención de los principales líderes de los grandes grupos.
Sin embargo, la clausura de los pabellones de máxima seguridad en las cárceles durante el gobierno de Omar Perotti, permitió que los jefes de la mafia sigan administrando el terror y el delito desde las penitenciarías donde accedían a teléfonos celulares.
Una de las primeras medidas del gobierno de Pullaro fue rehabilitar esos pabellones para presos de alto perfil que les dificultó el control del exterior que derivó en una mayor atomización de las bandas ahora comandadas por jóvenes que eran terceras líneas.
Con los presos más peligrosos incomunicados, el negocio de las extorsiones registró una leve baja, aunque en el Ministerio de Seguridad son cautos en dar números alentadores por lo complejo de la economía delictual en Rosario.
Otra consecuencia, más preocupante, es que se comenzó a advertir el reclutamiento de jóvenes cada vez más chicos, menores de 13 años, en el uso de armas de fuego y, por ende, un impacto brutal en el tejido social de los barrios más pobres de la ciudad y el riesgo de mayor violencia.
No es un fenómeno que se pueda abordar solamente desde el Ministerio de Seguridad, repiten en el gabinete de Pullaro. De hecho, el ministro de Educación, José Goity, presentó un informe de situación preocupante:
En 2023, la cartera registró que, de los 258.084 alumnos del secundario, el 52% adeuda materias y unos nueve mil, que representan el 3%, están desvinculados del sistema educativo con registro efectivo por parte de los directivos, sostiene el documento.
Más preocupante aún es que unos 44 mil alumnos no lograron una asistencia sostenida en la escuela de los cuales el 71% acumuló el año pasado entre el 25% y el 75% de inasistencias. En consecuencia, el ministro adelantó un operativo en febrero para ir a buscar uno por uno a los alumnos que deben volver al secundario.
Lo cierto es que los factores que fueron alimentando el mundo del crimen son muchos y diversos, donde las variables sociales como las condiciones de vida, el acceso a los servicios y las oportunidades son fundamentales para abordar esa complejidad.