El exmandatario ya ganó con autoridad en Iowa, lo que provocó que se bajara de la carrera otro de sus contrincantes, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y volvió a ser el vencedor en New Hampshire el martes pasado y le sacó 11 puntos porcentuales de distancia.
La historia está de su lado: todo candidato republicano que ganó en esos dos estados, luego fue el vencedor de la interna.
Pese a esto, Haley afirmó que «la carrera está lejos de haber terminado» e intentó dar señales de que podría revertir la situación tras los primeros dos reveses.
“No estoy de acuerdo con ella. Necesitaba ganar -o al menos hacerlo mucho mejor en New Hampshire- para mantenerse en competencia. El hecho de que Trump fuera capaz de derrotarla allí hace que la tarea que tiene por delante sea extremadamente desalentadora”, indicó a Télam Robert Oldendick, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Carolina del Sur.
“Aunque es muy apreciada en su estado natal, Trump cuenta con un gran apoyo aquí y, según las encuestas actuales, es probable que la derrote con contundencia”, añadió en referencia a la votación que se realizará el 24 de febrero.
Haley gobernó ese estado entre 2011 y 2017, antes de convertirse en embajadora ante la ONU en el gobierno de Trump, pero los sondeos le pronostican una dura caída en su tierra con una diferencia que podría ser de hasta 40 puntos.
«Puede que Haley sea demasiado optimista porque, históricamente, todos los candidatos republicanos que ganaron tanto en Iowa como en New Hampshire ganaron la nominación. Sin embargo, desde 2016 (cuando Trump venció a Hillary Clinton) las viejas reglas que rigen la política estadounidense deben ser reexaminadas», indicó por su parte Timothy Kneeland, profesor de Historia, Política y Leyes en la Universidad Nazareth con sede en el estado de Nueva York.
“Por lo tanto, Haley no tiene nada que perder y todo que ganar si permanece en la carrera hasta el 24 de febrero, cuando su estado natal celebre sus primarias”, matizó.
“Incluso si no consiguiera la nominación, en caso de que Trump volviera a fracasar en su intento de ganar la Casa Blanca en noviembre, Haley sería una aspirante viable en 2028, cuando solo tendrá 56 años”, añadió.
A priori, esa parece ser la única gran ventaja de la dirigente: es 25 años más joven que su exjefe y 29 que Biden, por lo que podría resurgir en el futuro y encabezar la etapa de un Partido Republicano posTrump en caso de una nueva derrota ante Biden.
Pero a medida que se sucedan las derrotas en las primarias, la exembajadora ante la ONU pierde fuerza dentro de sus propias filas.
Iowa y New Hampshire no representan una gran cantidad de delegados electorales, pero aun así las votaciones tienen una gran importancia por estar primeras en el calendario, ser una prueba de músculo político, atraer la atención mediática y marcar tendencias.
“Esta primaria tiene menos que ver con el pulso nacional que con atraer la atención de los medios, recaudar dinero para la campaña, mostrar capacidad para organizarse en el territorio y llevar a cabo una ‘política minorista’ en compromisos uno a uno con los votantes”, dijo Kneeland a esta agencia.
La victoria casi definida de Trump a tan poco tiempo del inicio de las primarias “no tiene precedentes”, expresó Oldendick.
“Por lo general, el partido que no está en el poder tiene una carrera mucho más competitiva, con la competencia durando hasta finales de abril o más tarde. Pero el hecho de que Trump haya sido presidente hace que esta situación sea única”, expresó.
Este escenario abre una inédita larga ventana de casi ocho meses hasta las elecciones del 5 de noviembre con las candidaturas ya decididas, con el agregado además de que será una reedición en un choque de alta tensión política entre Trump y Biden.
El magnate quiere vengarse del actual mandatario desde su derrota electoral en noviembre de 2020, que nunca reconoció. Su determinación es tal que no lo detendrán los cuatro juicios penales y varias demandas civiles que pesan contra él y que ve como una “caza de brujas” lanzada desde la Casa Blanca para desacreditarlo.
Si bien Biden no es oficialmente el candidato por el Partido Demócrata, los otros dos políticos que compiten contra él, Dean Phillips y Marianne Williamson, no tienen casi ninguna posibilidad de perjudicarlo.
Ningún rival en las primarias le arrebató jamás la nominación a un presidente en ejercicio en la era de la política moderna estadounidense.
Ante esto, se anticipa otra elección con Biden y Trump en las boletas, aunque con nuevos frentes de batalla.
La política exterior suele tener un papel tradicionalmente secundario en la campaña electoral estadounidense, pero la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamas, que genera una inestabilidad creciente en Medio Oriente, además del empantanado conflicto entre Ucrania y Rusia, tendrán un lugar preponderante.
Fronteras adentro, los ejes más relevantes que se anticipan serán las medidas migratorias en la frontera con México, el derecho al aborto, las altas tasas de interés, la inflación y la política ambiental, entre otros.