En medio de la temporada alta de verano en la que los turistas eligen La Costa argentina para vacacionar se desató un fuerte reclamo por parte de los trabajadores de las playas: los guardavidas. Aquellos que están a cargo de la vida de las personas, que tienen la responsabilidad de amortiguar los riesgos de quienes disfrutan del mar, aseguran que los insumos para trabajar son cada vez más escasos y aseguran que tienen que organizar rifas o poner plata de sus propios bolsillos para comprar hasta guantes para primeros auxilios o el combustible para las lanchas de rescate.
Son, para ser más precisos, los guardavidas de Mar de Ajó quienes se reunieron para pedir a la municipalidad mayor presencia y coberturas de las necesidades básicas para proteger a los ciudadanos. “Está en riesgo la vida”, dijo Mariano Ferrarazzo, quien trabajó durante 30 años en las playas.
Una cuestión de vida o muerte
Las riesgos para quienes ingresan al mar siempre están presentes. En las últimas semanas conocimos las muertes y desapariciones de personas en distintas zonas turísticas en lugares donde no había personal que cuidara la zona y esto desató la alarma sobre la importancia de la presencia de los guardavidas.
Sin embargo, detrás de ellos también hay más que la capacidad de rescate: para lograr poner a salvo a quienes lo necesiten, los trabajadores que cuidan las playas necesitan las herramientas.
“Si se trata de la visualización de las personas a distancia no tenemos binoculares”, precisó Mariano. “Hay guardavidas que están a 300 metros a distancia de la persona que se está ahogando y esto puede generar falencias en el operativo”, advirtió.
En el mismo sentido, remarcó que “esto es una historia que se viene arrastrando hace tiempo”. “Hoy estoy en tramite de jubilación, pero estuve 30 años ininterrumpidos en la playa y la problemática que va desde la infraestructura y la vestimenta hasta el sueldo lleva años”, lamentó.
Además, insistió en que hay playas de la provincia en los que los guardavidas están cobrando el doble que lo que cobran quienes trabajan en La Costa, y resaltó que la infraestructura con la que trabajan “sigue siendo la misma que la de 1980″.
“Los insumos te los procuras vos o trabajas así, sin nada. La ultima vez que entregaron guantes de látex debe haber sido en el 2014, ni hablar de botiquines completos, protectores para el sol, radios para comunicarnos entre nosotros, sombrillas”, explicó.
Además, contó que las radios con las que cuentan hoy las compraron gracias a una venta de choripanes y hamburguesas durante una fiesta. “Es denigrante hacer esto para conseguirte una radio para comunicarte con tu compañero cuando se pierde un nene o hay una emergencia médica”, insistió.
Además, como lo ilustran las imágenes que acompañan esta nota, los mangrullos -las sillas en las que los guardavidas ven a distancia- están rotos, oxidados o remendados con cinta. Las roscas salvavidas están deshilachadas y no hay sombrillas para que se puedan cubrir del sol. Muchos menos casillas para los días de lluvias en los que la gente, a pesar de las banderas negras de advertencia, se mete igual al agua y hay que controlarla.
“Hay un montón de falencias que afectan nuestro trabajo. Pibes laburando horas abajo del sol sin una sombrilla. Estamos a fines de enero y todavía no entregaron botiquines. Hace diez días vino un chico al puesto con el brazo cortado y lo tuvimos que limpiar con agua dulce. El año pasado nos pasó el último hecho grave en el centro de Mar de Ajó y ninguno de los dos guardavidas que estábamos teníamos binoculares y salimos a correr igual, pero era imposible verlo con el rayo del sol del mediodía. Logramos salvarlo al borde del paro”, detalló Mariano.
Es por eso que reclama: “Hace ocho años no me entregan guantes y jamás en la vida me dieron binoculares para visualizar localmente en forma directa el problema. Los uniformes llegan tarde y no son acordes a las condiciones. Estamos muy lejos de los estándares internacionales”.
Además, sostuvo que “la situación llega al limite cuando trabajas con un torpedo o rosca deshilachada”. “Vos sufrís, sufre la gente y no sabés a donde llegan las consecuencias de esto”.
“El combustible a veces llega a cuenta gotas o tarde. El año pasado al trailer que llevaba la lancha a la playa se había roto una rueda. Pasaron días hasta que uno de los guarda vidas dijo ‘no podemos esperar’, compró la rueda, llevó la lancha a la playa y a las dos horas hizo un rescate utilizándola. De eso estamos hablando cuando decimos que urgente”, reclamó.
Con respecto al vehículo de rescate, contó que hay días en los que no sale por falta de combustible o que directamente son los propios guardavidas los que ponen la plata para comprarlo.
“Las sombrillas las compramos nosotros, lo cual es ilógico e injusto. Los sueldos están muy atrasados. Estamos vendiendo agua caliente, llegamos a ese punto. Yo tengo una responsabilidad muy importante en la playa y hoy estoy vendiendo agua caliente para cubrir gastos. Tenemos que poner un 15% de tu sueldo para comprar un botiquín para la gente”, sumó.
Inclusive, precisó que muchos turistas se solidarizan con ellos para poner dinero y así comprar los insumos para que, en caso de emergencia, los puedan asistir a ellos mismos. “Lo resolvés así o te quedas en bolas y en este trabajo no podés quedarte en bolas porque depende de la vida de alguien”, expresó Mariano quien, a pesar de estar en trámite de jubilación, todavía cubre a sus compañeros en los días que no pueden asistir porque, denuncia, tampoco no hay gente para el recambio.
“Un tubo de oxígeno que te resuelve que una persona entre en paro, y no esperar recién a que llegue la ambulancia, no lo tenemos. Ese elemento salva una vida, al igual que el desfibrilador, pero ya es esperar demasiado porque ni guantes para no tocar a alguien con sangre tenemos”, lamentó. “La base de todo esto es el incumplimiento total de la Ley 14.798 que además de explicar las obligaciones que tenemos nosotros te dice las obligaciones del que nos contrata y es un despropósito que no se aplique”, agregó.
En el mismo sentido, manifestó: “No creo que sea una cuestión de cientos de miles de millones y si así lo fuera mi trabajo es cuidar vidas y el de la municipalidad es administrar los medios que se necesitan para un operativo de seguridad de 50 kilómetros porque si los guardavidas en la playa tuvieran la misma mediocridad de la gente que administra se morirían los turistas”.
Mariano, el nombre de todos sus compañeros, exige una respuesta ante la desesperante situación. “Ya no sabemos a quién reclamarle, solo queremos visualizarlo para dar una solución. Lo único que salva a la gente es la calidad de los guardavidas sino esto sería una tragedia”, completó.