La interna entre Santiago Caputo y Eduardo Serenellini por el manejo de la comunicación del gobierno se cobró una nueva víctima. Alejandro Perandones, mano derecha de Serenellini, fue corrido de su cargo en el que ni siquiera llegó a ser oficializado.
El desplazamiento de Perandones, que se movía y era presentado oficialmente como secretario de Contenidos, es un nuevo capítulo de la guerra comunicacional de los libertarios. «Es una picadora de carne», definen en la Rosada a la Secretaría de Comunicación.
Hay que recordar que en el primer mes de gestión en el área ya había sido desplazada Belén Stettler, que llegó a ser designada como secretaria de Comunicación, y también renunció el número dos Eduardo Roust. También cayó Roberto «Mono» di Lorenzo, que venía de trabajar con Tombolini.
La salida de Stettler, que venía de trabajar en la consultora de Caputo, fue una derrota del Grupo Marlboro tras un enojo de Karina Milei con el alto perfil del estratega. Pero en los últimos días Caputo jugó un papel clave en la gestión de la ley ómnibus y recuperó poder.
Caputo aprovechó su momento y dio un golpe a la mandíbula de Serenellini, con quien disputa el manejo de la comunicación y la pauta. Perandones era el alter ego del ex periodista de LN+ en el gobierno y en algunos ministerios ya lo venían como una especie de comisario político de Serenellini.
La interna de Caputo y Serenellini, revelada por LPO hace dos semanas, se agudizó en los últimos días por el alto perfil político del secretario de Comunicación, que a diario recibe a representantes de diversas ramas de la industria, de los medios, del campo y hasta diplomáticos. Incluso le armó una cumbre empresaria a Luis «Toto» Caputo.
Los movimientos políticos de Serenelli ya habían generado estupor en otros ministerios y en sus rivales del área comunicacional. Según Clarín, Serenelli les encomendó a los jefes de prensa de los ministros hablar directamente con Perandones y dejar de reportarle al vocero Manuel Adorni.