La Dra. Trisha Pasricha, profesora de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard y columnista de la sección Ask a Doctor del Washington Post, lanzó una advertencia sobre las tendencias de salud en redes sociales y la desinformación médica en línea, asegurando que ha visto a muchas personas quedar atrapadas en modas pasajeras que hacen que los doctores y expertos se estremezcan.
La especialista recomienda abordar con escepticismo la legitimidad científica de este contenido que muchas veces obedece al auge de modas pasajeras impulsadas por personas influyentes con algún tipo de experiencia en atención como médica, biología o nutrición.
Quienes aprovechan la credibilidad que normalmente genera un profesional en estas áreas para hacer que algo dudoso parezca lógico. Y una metodología muy aplicada es confundir y convencer a través de datos y conceptos que parecen arraigados en la ciencia, agregando palabras de moda como “microbioma” o “inflamación” y haciendo referencia a estudios médicos.
Por lo que la Dra Pasricha incita a la prudencia y a un análisis crítico de la información antes de adoptar prácticas o productos promocionados online, especialmente porque puede resultar muy difícil saber si estas afirmaciones son legítimas o no.
Consejos y alertas sobre las tendencias de salud
La experta también aconseja cuestionarse si los datos promocionales parecen demasiado buenos para ser verdad.
Además, recomienda confirmar que las principales instituciones médicas respalden los estudios planteados en estos contenidos y si hay información disponible del tema en sitios de organizaciones confiables como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
En caso de no lograr responder a estas dudas, debido a la complejidad de evaluar la solidez de estudios citados por promotores de tendencias, tarea que a menudo toma años de experiencia médica; es vital intentar establecer un diálogo con profesionales de la salud para verificar la veracidad de las afirmaciones encontradas antes de probar nuevos hábitos o consumir productos que gozan de gran popularidad en plataformas digitales.
Recordemos que muchos usuarios han visto seriamente comprometida su integridad física por seguir falsos tratamientos que vieron en sus redes sociales.
Por lo que para quienes buscan orientarse dentro del enorme mundo de información de salud en el internet, resulta esencial contrastar lo encontrado y no creer que toda la información que se encuentra en línea es verídica.
YouTube toma medias para combatir la desinformación médica
YouTube ha realizado algunos cambios significativos en sus políticas, como es el caso de ajustar sus lineamientos para abordar de manera efectiva la desinformación médica en la plataforma, con el objetivo de garantizar que el contenido en línea no represente un riesgo para la salud pública.
Y para evitar su distribución se introdujeron tres categorías para simplificar su eliminación:
– Información errónea sobre la prevención: Se quitará el contenido que contradiga los lineamientos de las autoridades sanitarias respecto de la prevención y transmisión enfermedades específicas.
–Información errónea sobre el tratamiento: Se removerá la información que contradiga los lineamientos de las autoridades sanitarias respecto de los tratamientos de afecciones médicas específicas, incluida la promoción de sustancias o prácticas nocivas específicas, como apoyar el uso del cloruro de cesio como tratamiento para el cáncer.
– Información errónea con negación: Se quitará el contenido que niegue la existencia de afecciones médicas específicas, como aquella información que niegue que haya personas que murieron a causa del COVID-19.
Y en particular, se pondrá énfasis en la vigilancia de información falsa sobre el cáncer, una de las principales causas de muerte a nivel global.
Y de hecho, la plataforma eliminará contenidos que sugieran curas milagrosas o alternativas ineficaces, desalentando también aquellos que puedan desviar a los pacientes de buscar atención médica especializada.
Ejemplos claros de esta iniciativa son acciones contra afirmaciones que indican que el ajo o la vitamina C pueden curar el cáncer, siendo este último compuesto presentado erróneamente como superior a tratamientos establecidos como la radioterapia.