La procrastinación de Javier Milei con una de sus principales banderas de campaña empezó a pasarle factura entre un halcón republicano que además es el máximo referente de las dolarizaciones en América Latina. Steve Hanke, profesor de la John Hopkins y quien hizo la dolarización en Ecuador y asesoró durante la Convertibilidad en la Argentina, le pegó sin miramientos al presidente argentino. En una catarata de publicaciones en X, Hanke lo corrió por derecha. «Asustado por un coro de expertos, incluidos los suyos propios, @JMilei ha dejado de lado la dolarización, la cual fue la base de su campaña», dispara el economista que supo tener lazos con La Libertad Avanza vía Emilio Ocampo, el economista que había sido convocado para realizar la dolarización y que luego fue desechado por el mismo Milei.
Hanke, quien fue economista del Consejo de asesores de Ronald Reagan, descargó su frustración contra el libertario. Recordó al ex presidente Carlos Menem, a quien Milei calificó como el mejor de la historia argentina: «El mensaje del ex presidente Carlos Menem es claro: para ser exitosa, una reforma monetaria debe ocurrir en primer lugar, no de último».
«Hasta que apretó el gatillo e introdujo la convertibilidad el primero de abril de 1991 para acabar con la inflación en Argentina, el presidente Menem (del cual fui asesor en el periodo entre 1989 y 1999) no tenía rumbo definido. Una vez acabada la inflación, Menem ganó credibilidad y sus reformas de modernización empezaron a acelerar su paso», sostuvo Hanke.
Y le pega al equipo económico de Milei, o sea a Luis Caputo, sin nombrarlo. «Argumentando que la dolarización no era factible sin recibir un gran préstamo, los expertos han exagerado el monto de divisa extranjera necesaria para dolarizar Argentina. En realidad, los billetes y monedas de pesos son los únicos pasivos que necesitan ser físicamente convertidos en dólares. Más allá de los billetes y monedas en pesos, todo lo que se requiere para redenominar los activos y pasivos en pesos a dólares es la tinta de un bolígrafo», advierte.
Hanke explica que esto se debe a que todos los demás activos y pasivos en pesos son simplemente «reclamaciones nominales o pagarés que pueden expresarse o redenominarse en cualquier momento en cualquier unidad de cuenta o moneda».
«No son unidades físicas que deban permanecer intactas hasta su fecha de vencimiento. Además, los expertos afirman incorrectamente que la dolarización no es factible porque las reservas internacionales netas de divisas de Argentina son negativas. Son las reservas brutas de divisas líquidas, no las reservas internacionales netas de divisas, las que importan», puntualizó.
Y volvió a repetir que Argentina tiene suficientes reservas brutas líquidas «no solo para convertir con éxito el inventario de billetes y monedas en pesos argentinos a dólares y dolarizar exitosamente».
«Solo hay que mirar a Ecuador, un país en el que Francisco Zalles y yo actuamos como asesores del ministro de economía y finanzas de Ecuador, Carlos Julio Emanuel, cuando se dolarizó en 2001. En ese momento, la posición internacional neta de divisas de Ecuador era negativa», recuerda.
Para Hanke, la dolarización en Argentina no sólo es factible, sino deseable. «Si bien las restricciones fiscales impuestas por la dolarización pueden ser una fuente de consternación para los políticos argentinos, son un pequeño precio a pagar por la estabilidad monetaria que ha eludido el país durante todo el siglo XXI y la mayor parte del XX», enfatiza.