En medio de un alarmante incremento de casos de dengue, la provincia enfrenta un brote que ha llevado a la toma de medidas excepcionales. La curva de positivos ha ascendido de manera significativa.
La preocupación se intensifica debido a la decisión de las autoridades de no realizar más testeos oficiales para la detección del dengue. La causa principal de esta suspensión radica en la escasez de recursos en el sistema de salud público, especialmente la falta de reactivos esenciales para llevar a cabo los estudios de confirmación. Ante este escenario, se ha optado por un enfoque de notificación basado en síntomas o nexos epidemiológicos.
La provincia había declarado la emergencia por dengue semanas atrás, lo que implica un refuerzo de las acciones de sensibilización sobre la importancia del cuidado.
La nueva política de notificación basada en síntomas ha generado críticas y preocupación en la comunidad, ya que esencialmente implica que las personas pueden ser informadas de que tienen dengue «a ojo», sin pruebas oficiales. Esta falta de rigor en el diagnóstico ha despertado temores, especialmente para aquellos que han experimentado la enfermedad en el pasado, ya que se sabe que una segunda infección puede ser letal.
La liviandad de como enfrentan la problemática parece absurdo y un poco burdo, como si el dengue fuera algo que se pueda tomar a la ligera. Sin embargo, son las nuevas medidas que se tomaron las autoridades correspondientes, quienes presumen que todo lo hacen “por el bien ciudadano”.