Pocas veces un gobierno produjo tantas lágrimas en el pueblo que siente la Patria.
Un encantador de serpientes hizo realidad aquella frase: «la clase media, cuando está bien, vota mal, y cuando está mal, vota bien».
Lo interesante es ver el voto que el proyecto cachivache sacó entre los más humildes. Similar a lo que ocurrió cuando el pueblo votó al socialdemócrata Raúl Ricardo Alfonsín Foulkes, que basó la campaña en una falsedad de un pacto supuesto militar sindical en favor del derrotado Luder (Ítalo Argentino).
En realidad, el único acuerdo lo tenía él con su compañero del Liceo Militar y por entonces general de la Nación, Harguindeguy (Albano).
Milei inventó lo de la casta con los que hoy forman su gabinete: como la “montonera pone bombas”, el “endeudador de los 15.000 millones”, mientras a sus espaldas su vicepresidenta conspira con Mauricio Macri para un golpe de estado institucional.
Hoy Milei está en la Antártida con sus votantes. Ganó en las PASO y en las generales, y concurre a una reunión que trata sobre la contaminación de los océanos. Un tema que no le importa ni cree.
Ya se acercan los treinta días que se cumplen el 10 de enero, donde si no se ocupa la residencia de Olivos, la misma se debe devolver a los dueños originales, según reza el histórico documento con el que se cedió el uso de la quinta de Olivos.
Mientras tanto, el encantador de serpientes, que dijo que la culpa de la inflación era la emisión, lo primero que hizo fue emitir dos billones de pesos y en lugar de la motosierra, llevó una licuadora.
Este gran mentiroso trató de primer comunista a Hipólito Yrigoyen, y a sus cuatro perros les puso el nombre de cuatro economistas.
Pero como es un contradictorio histórico, a pesar de los cuatro perros, a él lo manejó un gato, Macri.
Se autocalifica anarquista, es decir, enemigo del Estado al que trata de maligno. A su vez, capitalista, donde esencialmente requiere del Estado para marcar los bienes.
Se declara cristiano y monoteísta, y rinde culto no a un santo, sino a un rabino, y hace limpiezas esotéricas. Dice ser socio de Boca e hinchar por River.
Por lo tanto, su presencia antártica nos preocupa. No sea cosa que esté viendo, qué parte va a entregar.
Sí, claro. Como no va a llorar gran parte de nuestro pueblo.
Como si esto fuera poco, Sergio Massa, después de su rotundo fracaso, fue con un mensaje de desacuerdo a decirle a la CGT que se habían apresurado para fijar la fecha del paro.
Cuando se retiró de la reunión, los líderes gremiales dijeron que no lo pueden contar más como referente opositor, porque de hecho, cuatro funcionarios del gobierno de Massa quedaron trabajando para el gobierno de Milei.
Y los que querían proponer un frente político que lo incluyera, lo cuentan para sumarlo en una segunda etapa, y nunca como referente principal.
Cuando las fuerzas de la dirigencia sindical no se ponían de acuerdo, eligieron a un desconocido cervecero. Saúl Edolver, hincha de Huracán, Ubaldini.
Un día me confesó que nunca conoció a Perón. Se murió sin conocerlo. En realidad, Perón se hizo inmortal antes que él llegara a tratarlo.
Pero con seguridad que se habrán encontrado para reafirmar la frase: “llorar es un sentimiento, y mentir es un pecado”.
Escrito por Miguel Ángel De Renzis