Un par de cadenas de supermercados de las más grandes del país ya tomaron nota de lo que se viene: las ventas -en volúmenes- mostraron una caída de 5% durante la primera semana del año. Los comerciantes saben que, después de las fiestas de fin de año, hay que esperar para sacar conclusiones pero admiten la sorpresa por la baja, en relación a la misma semana de enero del año pasado.
Desde las estaciones de servicio, también advierten un golpe tras los sucesivos incrementos en los precios de los combustibles. Desde CECHA, la cámara que agrupa al sector ya advirtieron de una merma del 20% en los volúmenes expendidos durante diciembre pasado. También prevén un fuerte ajuste para este comienzo de año.
También, en el sector de la construcción se nota una merma relevante, según advierten las principales compañías que venden materiales para la construcción. Las ventas sufrieron un fuerte desplome. Se agravó lo que ya se venía observado desde mediados de año.
En diciembre, la caída fue del 17,4% en relación al mismo mes de 2022. La baja respecto de noviembre fue de 14,8%. Un retroceso histórico y que impacta en uno de los sectores más pujantes de la economía.
Después de la también fuerte caída que se viene notando desde el mes de julio, con alguna excepción, las ventas de materiales volvieron a niveles que se habían detectado durante la pandemia. Desde el año 2020 que el índice «Construya» no se ubica en niveles tan pobres, en términos desestacionalizados.
Todos estos registros dan cuenta de un súbito enfriamiento de la actividad económica, provocada por la aceleración inflacionaria, que en los hechos se inició en la última semana de noviembre, se agudizó tras la devaluación de mediados de diciembre, y que todavía se mantiene en el comienzo del año 2024.
La pérdida del poder adquisitivo de los asalariados, que ya venía notándose para los informales, se fue extendiendo en este último proceso inflacionario.
Los precios no se asustan
El inicio del año fue con alzas de precios muy fuertes en el rubro alimenticio. Contra lo que esperaban desde el supermercadismo, las fábricas volvieron a enviar nuevas listas con ajustes de hasta 30% en algunos productos.
En alimentos básicos, como harina, fideos, yerbas, arroz y lácteos, los aumentos arrancan en el 8% y alcanzan al 12,5%. Un poco más arriba siguen los aceites, con subas del 15% promedio, afectados por la quita de los subsidios.
En aderezos, los ajustes arrancan en el 18% (mayonesas) y llegan al 31%.
Está claro que, si bien los precios escalaron con fuerza durante las últimas semanas de diciembre, ahora no se observan movimientos más tímidos. La inercia de los incrementos sigue intocable.
Una cuestión clave en algunos de estos ajustes: la administración Milei dio por finalizados los fideicomisos a través de los cuales se subsidiaron los precios de la harina y sus derivados y de los aceites. Eso se acabó con la asunción de la nueva administración.
Esa decisión implicó una suba inmediata de esos productos, que a su vez se encarecieron tras la devaluación. Hubo un doble efecto.
La presión del dólar
Después de una caída muy importante de la brecha cambiaria, los dólares financieros volvieron a escalar. Ese arranque también se vincula con que la inflación no parece disminuir demasiado respecto de lo visto durante diciembre.
El último reporte de la consultora LCG recopiló lo sucedido la semana última con los dólares financieros: «El blue fue el que menor variación sufrió, aumentando un 2% respecto a siete días atrás ($ 1020). Sin embargo, el CCL y MEP se incrementaron 15% y 11% semanal ($1.089 y $1.050, en cada caso).
Como puede verse, tanto el MEP como el CCL se movieron bien por encima del rendimiento de los plazos fijos, que apenas trepa al 9% mensual. De hecho, lo que se observa es que este ensanchamiento de la brecha se está dando con una salida de plazos fijos de los bancos.
Durante diciembre, la caída de plazos fijos fue del 21% en términos reales (tomando una inflación supuesta del 27% para el mes), de acuerdo a la estimación de la consultora 1816. Esa tendencia negativo se habría agravado durante la primera semana del año, según las estimaciones de bancos consultados por iProfesional.
La dinámica está abierta. Tanto los precios como la parte financiera mantienen una tendencia preocupante. A lo que se suma lo dicho más arriba: una actividad económica que empieza a sentir el golpe del desajuste provocado por la devaluación y el shock inflacionario.
El único dato positivo tiene que ver con los dólares que sigue comprando en BCRA, en base a que aún no empezó a pagar importaciones.
La pregunta, que se mantiene, refiere a si Luis Caputo podrá encaminar el escenario rumbo a la cosecha gruesa y la refrescante llegada de divisas.