La difícil situación económica genera que el Gobierno tenga poco margen de acción para controlar a la inflación y al precio del dólar, en un contexto en el que se intentan acomodar los desequilibrios. Por eso se ponen sobre la mesa distintos «caminos» que pueden encauzarse en los próximos meses, donde la dolarización es una de las posibilidades, aunque la más desaconsejable por algunos expertos.
«El Gobierno está haciendo un paquete de medidas de ajuste ortodoxo, pero en 2025 puede volver el déficit fiscal con la deuda que se trasladó del Banco Central al Tesoro», tras el desarme de las Leliqs, alerta a iProfesional Martín Kalos, economista y director de EPyCA Consultores, en el que establece los distintos escenarios que puede afrontar el país en este primer semestre.
Por lo que agrega que «quizás hay un objetivo en sí mismo de reducir el balance del Banco Central y poder limpiarlo de forma más sencilla, o ir a esa dolarización que Milei sigue poniendo como meta».
-¿Cómo evalúa las medidas que ha tomado el Gobierno hasta ahora y su impacto en la economía?
-Las medidas del Gobierno, hasta acá, vienen en tándem, pero en 3 grandes etapas en términos económicos. Están las que tomó Caputo inicialmente, después las del DNU y luego las que se incluyen en el proyecto de Ley que se enviaron al Congreso para ser tratado en el verano. En general, todas ellas son, ante todo, un paquete de medidas de ajuste ortodoxo, que apunta a resolver algunos de los problemas que la economía argentina venia acumulando desde las anteriores gestiones y que había que resolver.
De esta manera, se busca atacar el déficit fiscal, por medio de reducir el gasto y aumento de impuestos. Algo que implica una contracción económica muy importante, sobre todo en el primer semestre del año.
En sí, busca reducir el déficit fiscal de una forma inaudita en estos últimos años en la historia mundial, en 5 puntos porcentuales del PBI de un año para otro. Probablemente no llegue a tanto, pero con acercarse a ese número ya se puede considerar que cumplió con el objetivo.
Incluso, el gobierno de Javier Milei afirma que quiere reducir a «cero» el déficit financiero del sector público en toda la economía, quizás no se precisa tanto, pero prefiere pecar en exceso y no quedarse corto.
Entonces, probablemente le quede parte del déficit fiscal para seguir solucionando en 2025, sobre todo porque además se encuentra el tema del desarme de las Leliqs. Algo que quizás no tenía tanta urgencia de pasárselo al Tesoro ahora.
-¿Qué problema puede causar que se haya pasado la deuda del Banco Central que había en Leliqs al Tesoro nacional?
-El problema que puede ocurrir es que en 2025 se deba pagar intereses de la deuda que se pasó y reconvirtió desde el Banco Central al Tesoro. Es que se volverá a tener déficit fiscal, y se correrá el horizonte de equilibrio. Quizás hay un objetivo en sí mismo del Gobierno de reducir el balance del Banco Central y poder limpiarlo de forma más sencilla, o ir a esa dolarización que Milei sigue poniendo como meta, y es más sencilla de realizar si la entidad monetaria debe menos, aunque para el Estado esa deuda no haya bajado en su conjunto, ya que se pasó al Tesoro.
-¿Qué otras cuestiones rescata de las medidas anunciadas?
-Asimismo, hay precios desalineados que tiene la economía argentina desde los últimos gobiernos que han pasado y que recién se están normalizando ahora, como las tarifas de los servicios públicos y el dólar oficial, que acaba de ser ajustado en 120% de un día para otro. Quizás fue un exceso de devaluación respecto a lo que se debía hacer, pero le sirve al Gobierno para que en los próximos meses juegue con esa cifra.
Otros precios regulados que estaban atrasados y se están ajustando son los de las naftas y medicina prepaga. Todo eso hace que los precios dejen de estar tan atrasados en los próximos meses en la economía argentina, lo cual es un punto de inicio más razonable para pensar luego una política económica de estabilización y lo que tenga Milei en la cabeza por hacer.
-El Banco Central devaluó 120% el tipo de cambio oficial y está comprando dólares desde que asumió, ¿cuál es su reflexión al respecto?
-Sí, otro problema que se ataca es el de escasez de reservas, mediante la devaluación del tipo de cambio oficial y la promesa de una depreciación mensual del 2% mensual. Algo que es tomado como una amenaza para el que debe liquidar exportaciones, ya que si espera tiempo para vender sus dólares va a perder poder adquisitivo real frente a la inflación. Entonces, el mejor momento para vender sus exportaciones sería hoy.
Eso, más el impacto contractivo de las medidas y menor poder de compra del salario real que llevan a requerir menos importaciones, son las razones que hacen pensar que en el verano no habrá tanta escasez de reservas para pagar importaciones. De hecho, desde que Milei asumió, en menos de un mes acumuló reservas por más de u$s3.000 millones, que permiten esperar a la liquidación de la cosecha gruesa y al reacomodamiento de las variables.
-Tras estas medidas de fuerte impacto, ¿qué caminos tiene el Gobierno para encauzar los problemas económicos?
-Al Gobierno se le abren varios caminos posibles, que se pueden resumir en tres grandes escenarios. El primero de ellos es que el paquete de medidas inicial de Caputo sea un programa inicial de estabilización, ojalá sea eso porque me parece que es el mejor camino para Argentina.
El segundo camino posible es que haya una sucesión de ajustes ortodoxos, donde las medidas que se realizaron ahora ya no tengan efecto en marzo o abril y haya que volver a tomar otras medidas de ajuste. En ese caso, es muy difícil que eso llegue a estabilizar a la economía argentina. Y, a fuerza de una contracción tan grande, ello puede generar problemas sociales y productivos. Esperemos que ese no sea el camino a adoptar.
Y la tercera solución que se puede implementar es una variante extrema respecto a las dos anteriores, que es una dolarización. Alguien podría decir que es la meta de Milei y Caputo, pero es tan negativo el escenario actual de la Argentina que no creo que lo tengan seriamente en la cabeza.
-¿Qué implicaría dolarizar?
-Dolarizar en este momento implicaría más devaluación y más inflación para poder llegar a valores que permitan hacer eso. Es una renuncia a herramientas de política económica, algo que después es muy difícil de volver atrás. Además, nos ata de pies y manos para hacer política económica soberana y desarrollar nuestra sociedad y a la economía por años. Y no es una solución para alguno de los problemas que Argentina ha tenido.
Siempre se dice que dolarizar ayuda a que caiga el déficit fiscal, pero eso es falso. El propio Ecuador, que es un ejemplo que ha dolarizado, ha tenido dos momentos en que ingresó en default y una deuda que no podía pagar.
Es decir, no se necesita una medida puntual, sino responsabilidad y disciplina del Gobierno hacia adelante y sostener eso en el tiempo. Algo que no se resuelve solo con una cosa, con la «solución mágica» de la dolarización. La dolarización, en general, es una mala idea y no hay antecedentes exitosos de eso en una economía del tamaño y dimensión de la Argentina.
-Entonces, ¿qué escenario puede ocurrir durante el verano?
-Creo que tenemos un periodo de transición para el verano, para llegar luego a un segundo paquete de medidas, o plan económico, que se empiece implementar, seguramente, después que comience la liquidación de la cosecha gruesa, a partir de marzo o abril, no antes. Ello permitirá acumular más reservas, tener más colchón, y haber tenido algún efecto luego del ajuste ortodoxo realizado con el primer paquete de medidas de Caputo, con la recomposición de precios y cuentas fiscales.
Mientras tanto, vamos a tener una brecha cambiaria más chica de la que había en el gobierno de Alberto Fernández, pero no tan baja como la que estamos viendo hoy. Vamos a tener volatilidad seguramente en los dólares paralelos, porque en el verano hay fluctuación habitual en la oferta y la demanda de pesos.
También en el verano se verá una aceleración inflacionaria muy grande, que ya empezamos a observar en diciembre cercana al 30% y que en enero tendremos un impacto similar, ya que el aumento de combustibles impacta en el transporte de toda la mercadería. Esto puede traer una advertencia, debido a que el traslado de los productos es en camiones, que es más caro que el ferrocarril o una flota marítima comercial.
Además, otros precios seguirán aumentando, como prepagas y en marzo se suman las escuelas. A ello hay que agregarle la suba de las tarifas de luz, agua y gas, más la de transporte público. Por lo que habrá aumentos en los próximos meses en la inflación. Por lo tanto, habrá que ver qué impacto tiene todo eso en lo económico y social.-