En la Casa Rosada lo desconocen, pero en el Palacio de Hacienda, la versión recorre las oficinas como un secreto a voces. En las últimas jornadas se habría dado un chispazo entre Javier Milei y Luis Caputo. El Presidente quedó disgustado por el pobre resultado de la primera licitación del bono para los importadores, el «Bopreal».
Ayer jueves, la segunda licitación volvió a defraudar: apenas juntó u$s57 millones.
El jefe de Estado le puso fichas a ese instrumento ya que permitiría, además de un ordenamiento de la deuda con los importadores heredada de la administración anterior, la absorción del exceso de pesos que circulan por la economía.
Milei ya había anticipado, incluso antes de asumir, que el ministro de Economía de su Gobierno «no la va a tener fácil».
Pero, lo cierto es que, ya antes de fin de año, las rencillas internas en el gabinete nacional se fueron recalentando. Las idas y vueltas en los gobiernos que recién asumen son comunes por el acomodamiento de los funcionarios y el rol de cada uno en la administración.
Pero, esa dinámica empeoró una vez que Milei mandó a publicar en el Boletín Oficial el mega DNU y envió al Parlamento el proyecto de ley ómnibus. Ambas iniciativas forman parte de la estructura que el Presidente le quiere dar a su Gobierno.
Tensión en varios frentes
La «mesa chica» de Milei está integrada por su hermana Karina y por Nicolás Posse, el jefe de Gabinete que va ganando espacios con un rotundo bajo perfil. A ese trío, se suma Federico Sturzenegger en los temas relacionados con el DNU y la ley ómnibus, que hoy rigen la dirección de la administración.
La inclusión del ex banquero central, quien no tiene un cargo formal, generó suspicacias entre dos funcionarios que, hasta ahora, se pensaban «poderosos» en el esquema de poder: la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, y Guillermo Francos, titular de Interior, una cartera clave para las negociaciones con gobernadores (todos de la oposición) y con legisladores.
Justamente, Francos no ahorró quejas cuando se enteró de la nula flexibilidad de quien considera son los «halcones» del Gobierno, encabezados por Sturzenegger.
Cree que el economista, un viejo amigo de Milei, convenció al Presidente de que no debía hacer modificaciones ni al DNU ni a la ley ómnibus para que no le termine pasando como a Mauricio Macri, que fracasó tras darles concesiones a la oposición.
Francos está convencido de que Sturzenegger juega con un egoísmo a prueba de balas y que sus propuestas de máxima dureza no podrán acordarse por la vía política. El ministro, es de los que piensa que Milei debe conseguir una masa crítica de poder para gobernar y que a eso se llega con muñeca política.
Es de lo que él mismo se encarga.
Halcones vs palomas
Pettovello, aliada en esta cruzada con Francos, dedicó los días posteriores al fin de año a las conversaciones con legisladores para lograr la aprobación de la ley ómnibus.
Francos dedicó las últimas horas a dialogar con gobernadores sobre los mismos temas. Algunos mandatarios derraman bronca por no haberles consultado nada de los puntos más conflictivos del proyecto de ley.
Desde la Patagonia, los gobernadores pusieron el grito en el cielo por la eliminación de la ley de Pesca, que significaría un quebranto insoportable ante la posible llegada de capitales chinos a competir de manera desigual con las pesqueras locales.
Empresarios del sector, inclusive alguno que respaldó a Milei en las últimas elecciones, y también el intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, se opusieron tenazmente a la medida y reclaman una urgente rectificación.
Los cruces incluyeron a dependencias alejadas de la economía, pero que también dan cuenta de las tensiones internas en el flamante Gobierno. Ocurrió en el área de la cultura. Ocurrió entre el secretario de Cultura de la Nación, Leonardo Cifelli, y Javier Torre, designado al Fondo Nacional de las Artes, un organismo destinado a la desaparición si se cumple el espíritu de la ley ómnibus.
En medio de las peleas internas, ya hubo varios funcionarios que se alejaron del Gobierno, en pocas semanas. La más resonante, la de la ex secretaria de Medios, Belén Stettler.