Cientos de personas permanecen incomunicadas en más de una decena de comunidades en la prefectura de Ishikawa, en el centro de Japón, epicentro del sismo de magnitud 7,5 que sacudió al país el lunes, el primer día del nuevo año.
El gobernador regional, Hiroshi Hase, recordó que 72 horas después de un sismo, «se dice que la tasa de supervivencia de las personas que necesitan ser rescatadas desciende rápidamente», detalló un cable de la agencia AFP.
A pesar de ello, muchos celebraron -a última hora de este jueves- el rescate de una anciana de unos 80 añosque había quedado atrapada en la planta baja de su casa.
El primer ministro, Fumio Kishida, subrayó que el sismo suponía la «peor catástrofe» desde 2019 y que el acceso a la zona afectada había sido «extremadamente difícil. La situación sigue siendo difícil, pero seguiremos haciendo lo que podamos para apoyar a las víctimas», recalcó.
«La situación sigue siendo difícil, pero seguiremos haciendo lo que podamos para apoyar a las víctimas»Fumio Kishida
El temblor, seguido de cientos de réplicas, dejó al menos 330 heridos, según el balance oficial, y las autoridades publicaron este jueves una lista de 179 personas cuyo paradero aún se desconoce.
La AFP presenció escenas de destrucción en las localidades costeras de Anamizu y Wajima, incluidos coches calcinados en un mercado arrasado por el fuego.
Miles de soldados, bomberos y policías de todo Japón escarbaban entre los escombros de casas de madera colapsadas y edificios comerciales derribados en busca de señales de vida.
Junto a una unidad de rescate en Wajima, Yasuhiro Morita explicó que su perro Elza estaba entrenado para ladrar cuando encontrara un cuerpo. “pero hoy sólo se acercó a los transeúntes, lo que significa que probablemente ya no hay ningún cadáver», aseveró.
«Aquí solía estar la casa de mi abuela, pero todo se quemó», aseguró Shinichi Hirano, de 47 años.
Unas 30.000 viviendas permanecen sin electricidad en la prefectura de Ishikawa, en la costa del mar de Japón, y más de 89.800 casas de Ishikawa y dos regiones vecinas están sin agua.
Pequeñas comunidades en la región de la península de Noto siguen sin acceso, con 300 personas aguardando ayuda en una escuela en la localidad de Ooya.
«Incluso si le doy mi comida a mis hijos, no sería suficiente. No he comido casi nada en dos días», comentó una madre de tres niños en la zona de Suzu al diario Asahi Shimbun.
En la ciudad de Nanao, la policía dijo a los conductores que le está dando prioridad a los vehículos de emergencia en una de las principales carreteras de acceso a Wajima.
El lunes, las réplicas del sismo provocaron olas de 1,2 metros de altura en Wajima y tsunamis menores en otros sitios.
La cadena NHK informó de que una persona fue arrastrada por un tsunami en la zona de Suzu y que los guardacostas investigan los hechos.
Japón experimenta cientos de movimientos telúricos cada año y en su mayoría no causan daños debido a sus estrictos códigos sísmicos de construcción.
El país todavía recuerda el trauma provocado por un terremoto de magnitud 9, en 2011, que generó un tsunami que barrió las costas del noreste y dejó cerca 18.500 muertos o desaparecidos.
Este desastre provocó un accidente nuclear en la central de Fukushima, el peor desde la catástrofe de Chernóbil en 1986.