De acuerdo a los investigadores, los ladrones cometían sus atracos en ausencia de moradores y en días feriados, festivos o inhábiles para aprovechar el poco movimiento y actividad de ese tipo de jornadas y así pasar desapercibidos.
Así lo dio probado el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 16 al cabo de un juicio en el que intervino el fiscal Fernando Fiszer, tras una investigación de la jueza en lo Criminal y Correccional 6, María Alejandra Provítola.
El caso se dio a conocer como «La banda de Le Parc», en referencia a la reconocida torre homónima en la que residía y fue hallado muerto en enero de 2015 el fiscal Alberto Nisman.
Las condenas
De acuerdo al fallo del TOC 16 al que accedió Télam, Mainque Taiel Sánchez (31), fue condenado a 8 años de prisión como «asociación ilícita en calidad de organizador», más cuatro hechos de «robo agravado por haber sido cometido en lugar poblado y en banda», y un quinto caso en grado de tentativa, estos últimos como «coautor».
A su vez, a este hombre, el único que está detenido en una unidad del Servicio Penitenciario Federal (SPF), los jueces Matías Buenaventura, Gustavo González Ferrari e Inés Cantisani le fijaron una pena única de 12 años por una condena anterior.
De acuerdo al veredicto, María Soledad Rocchi (38), fue condenada a 6 años de cárcel y se revocó el arresto domiciliario del que gozaba actualmente, como «miembro» de la misma asociación ilícita y «coautora» de los cuatro robos agravados consumados y el quinto en grado de tentativa.
Mientras que Martín Guido Sánchez (41), Lilian Susan Aires (46) y Pablo Daniel Gil (35) recibieron penas de 3 años de prisión en suspenso por ser hallados culpables solamente de «asociación ilícita» en calidad de «miembros».
Cuatro robos millonarios
La actividad de esta banda fue descubierta a raíz de robo que no llegó a consumarse y que ocurrió el 14 de enero de 2018, en un departamento de «Le Parc», en Azucena Villaflor 450/550, donde el «organizador» Sánchez habitaba en otra unidad vecina.
Ese día, el líder entró al departamento vecino para robar, pero se activó una alarma sonora que lo obligó a retirarse del lugar.
Entonces, Sánchez se dirigió a la cochera, donde lo aguardaban Rocchi y un tercer imputado, identificado como David De Simone y declarado en rebeldía, y cuando intentaron abandonar la torre en un auto fueron descubiertos por personal de seguridad privada que alertaron a los efectivos de la Prefectura Naval Argentina (PNA).
Tras este hecho se comenzó a investigar la posible vinculación de los sospechosos con otros hechos similares y se estableció que en la Navidad de 2017 había ocurrido un robo de este tipo en la vecina torre «Mullieris», donde residía De Simone.
En esa ocasión, los delincuentes se apoderaron de una caja de seguridad con 220.000 dólares, 1.500 Euros, 90.000 pesos; además de alhajas y otros 28.700 dólares en efectivo.
Según los dichos de los denunciantes, en ambas unidades habrían ingresado violentando la puerta de servicio con barretas y en ocasión en que las mismas se encontraban vacías, al tiempo que los dos hechos ocurrieron en días inhábiles y con poca concurrencia de residentes habituales.
Otro caso fue el ocurrido entre 18 y 22 de agosto de 2017 en un departamento de la torre «Chateau», en la calle Julieta Lanteri 1331, donde robaron ochocientos mil pesos, dos mil quinientos euros, cuatro mil dólares, un reloj Rolex, otras alhajas y varios cheques.
Mientras que entre el 29 de diciembre de 2017 y el 2 de enero de 2018 cometieron otro robo en un departamento de la torre «Rubí», en Lola Mora 420, de donde se llevaron unos 900 mil pesos en efectivo.
Y el cuarto caso fue cometido entre el 24 y 25 de mayo de 2017, en un departamento de «Le Parc», donde los delincuentes se apoderaron de 10.400 dólares y 18 mil pesos.
Para uno de los pesquisas consultados por Télam la clave del modus operandi de la banda fue «la recopilación de datos que previamente obtenían» de sus víctimas «posicionándose como vecinos de lugar, mediante alquileres transitorios».
Y en ese sentido remarcó que los domicilios terminaban siendo seleccionados en función de «la ubicación de los diversos ascensores, escaleras e incluso de las cámaras del complejo, y la ausencia o presencia de moradores y su estilo de vida».