El 29 de diciembre de 2013, Schumacher esquiaba con su familia, como era tradición para ellos durante las vacaciones de invierno, en la estación de Méribel, en los Alpes franceses, donde tenía una residencia privada.
En un tramo de la excursión, el heptacampeón mundial se detuvo a ayudar a un amigo que se había caído, y para retomar la marcha decidió atravesar una peligrosa zona llena de piedras entre dos pistas.
«Uno no entra allí en un día como ese», explicó un instructor de esquí consultado por la prensa, en referencia a que había nevado poco en los días previos y, por lo tanto, las rocas estaban más expuestas, aunque muchas de ellas ocultas bajo una fina capa de nieve.
«Ni siquiera en las pistas había condiciones ideales para esquiar. Era muy peligroso aventurarse fuera de pista en un día así», añadió el instructor.
Según el relato oficial, Schumacher se precipitó en esa área contra una roca, impactando primero con su cabeza. Su casco, que se partió al instante, impidió su muerte inmediata, aunque la montura metálica de su cámara GoPro se clavó en el cráneo, lo que le habría provocado severos daños.
Uno de los encargados de socorrer al piloto de F1, Stephane Bozon (comandante de la estación de esquí), relató: «Recibimos la llamada de los rescatistas de montaña que cuidaron a Schumacher en la pista. Nos dijeron que aterrizó sobre su cabeza y sufrió una lesión grave en ella. Inmediatamente despaché el helicóptero».
«Todavía recuerdo que los médicos de emergencia del helicóptero tuvieron problemas en las laderas debido a la zona del accidente», añadió Bozon.
El helicóptero se dirigió en un primer momento al pequeño hospital de la ciudad francesa de Moutiers, aunque durante el trayecto el estado de un Schumacher hasta entonces consciente empeoró drásticamente. Una vez que el alemán perdió el conocimiento y necesitó ser intubado, el transporte cambió el rumbo a una clínica especializada en Grenoble.
En ese centro asistencial especializado, Schumacher fue operado al día siguiente para tratar la presión intracraneal y hemorragia cerebral, pero los médicos hallaron lesiones graves en el cerebro, por lo que se decidió inducirle un coma.
A pesar de mostrar una leve mejoría en las primeras horas, el alemán fue operado dos semanas después con el objetivo, de nuevo, de bajarle la presión intracraneal.
Michael Schumacher abandonó el hospital de Grenoble en septiembre de 2014, y desde ese momento su familia montó un férreo operativo para que no circulara información ni fotografías sobre su estado.
Desde ese momento apenas existen indicios de una mejora significativa en el estado de Schumacher, e inclusive uno de sus doctores, Nicola Acciari, comentó: “El objetivo es regenerar el sistema nervioso de Michael. Aunque hay pequeños progresos, es imposible decir cuánto se puede recuperar. Las lesiones cerebrales siempre son impredecibles, y él pasó mucho tiempo en coma».
“Extraño al Michael de antaño. La vida es injusta de vez en cuando. Michael tuvo mucha suerte durante toda su vida, pero luego ocurrió este trágico accidente. Ha sido una experiencia significativa para mí pero, por supuesto, más aún para sus hijos. La vida a veces es injusta. Ese día trajo mucha mala suerte. Este destino ha cambiado a nuestra familia”, dijo.
Schumacher vive recluido en una casa frente a un lago en Ginebra, Suiza, en donde suele recibir muy pocas visitas como las de Jean Todt, jefe de equipo en Ferrari, quien dijo: «Michael está aquí, así que no le echo de menos. Simplemente, ya no es el Michael que solía ser».
«Su vida es diferente ahora y tengo el privilegio de compartir momentos con él. Eso es todo lo que hay que decir. Desafortunadamente, el destino lo golpeó hace diez años. Ya no es el Michael que conocimos en la Fórmula 1«, añadió Todt.
Mientras que Ralf, hermano de Schumacher, expresó: “Extraño a mi Michael de entonces. La vida es a veces injusta, Michael había tenido suerte a menudo en su vida, pero entonces llegó este trágico accidente. Su accidente fue una experiencia dolorosa y drástica para mí».
Mientras que Bernie Ecclestone, exmandamás de la Fórmula 1, declaró: «Schumacher no está con nosotros en estos momentos», haciendo referencia a un mantra que la familia prácticamente ha oficializado: echan de menos a Michael, a la persona que fue. Ahora es diferente, y aunque físicamente esté presente, no pueden mantener una relación normal con él.