En el documento se argumenta que el fabricante de ChatGPT y su principal inversor utilizaron sus artículos, sin permiso y sin pagar, para entrenar a sus poderosos modelos de inteligencia artificial.
Con la demanda, The New York Times, uno de los grupos de prensa más respetados en Estados Unidos, optó por declararle la guerra a las empresas que desarrollan chatbots de IA. La movida va en contra de otros grupos mediáticos como el alemán Axel Springer o la agencia Associated Press (AP) que recientemente cerraron acuerdos de contenido con OpenAI.
El medio norteamericano, además, exige una indemnización por daños y perjuicios, así como una orden para que OpenAI y Microsoft dejen de utilizar su contenido y destruyan los datos ya recopilados, en una clara postura sobre el debate de los derechos de autor en la era de la inteligencia artificial.
Según la demanda, ambas empresas buscan aprovecharse de la enorme inversión del Times en su periodismo, usándolo para crear productos sustitutos sin permiso ni pago.
Cuál es la relación entre Microsoft y OpenAI y por qué el Times los demandó
Microsoft es un importante inversor en OpenAI e implementó las capacidades de la IA en sus propios productos después del lanzamiento de ChatGPT el año pasado.
Los modelos de IA que impulsan ChatGPT y Copilot de Microsoft (anteriormente Bing) fueron entrenados durante años con contenido disponible en Internet, bajo el supuesto de que era posible utilizarlos sin la necesidad de autorización o compensación a las fuentes de origen.
Pero la demanda argumentaba que el uso ilegal del trabajo del Times para construir productos de IA creaba un rival potencial y amenazaba su capacidad de ofrecer periodismo de calidad.
“Estas herramientas fueron creadas y continúan utilizando periodismo independiente y contenido que sólo está disponible porque nosotros y nuestros pares lo informamos, editamos y verificamos a partir de un alto costo y una experiencia considerable”, expresó el Times en la presentación.
¿El mundo contra la IA?
Las empresas de inteligencia artificial se enfrentan a una ola de demandas por el uso de contenido de Internet para construir sus sistemas de chatbots que crean contenido a partir de indicaciones simples.
El año pasado, el autor de Juego de tronos, George R. R. Martin, y otros escritores de ficción exitosos presentaron una demanda colectiva contra OpenAI, acusando a la startup de violar sus derechos de autor para impulsar ChatGPT.
En el rubro musical, Universal y otros sellos discográficos demandaron a la empresa de inteligencia artificial Anthropic en un tribunal de Estados Unidos por utilizar letras protegidas por derechos de autor para entrenar a sus sistemas de inteligencia artificial y generar respuestas a las consultas de los usuarios.
Por su parte, mientras se acumulan las demandas, Microsoft y Google -otro gigante del sector- anunciaron que brindarán protección legal a los clientes demandados por violación de derechos de autor sobre el contenido generado por su IA.