«Esa que están sacando es mi lancha», dijo a Télam el pescador Alfredo Córdoba (38), señalando la embarcación de fibra de vidrio que se bamboleaba en el aire dejando ver su nombre, «Mateo».
Desde los 13 años, el hombre se adentra cada día hasta unos 20 kilómetros para pescar camarones, langostinos y pescadillo, con la técnica de «pesca artesanal con red de fondeo».
En el sector conocido como «Puerto Piojo», donde transcurre el diálogo, entre 15 y 20 barquitos de pescadores parten y atracan cada día siguiendo las mareas, de los cuales siete resultaron hundidos el sábado por la noche, con la devastadora tormenta de viento y lluvia que se abatió sobre la sureña ciudad bonaerense.
«Todas las lanchitas quedaron en el fondo, porque más allá del viento fuerte se soltaron dos remolcadores gigantes que hacen entrar los barcos grandes con cereal y empezaron a aplastar lanchas (hacia el interior de la dársena) desde una distancia de 200 metros», contó
«Supuestamente se le cortaron los cabos y vinieron arrasando con todas las lanchas. Chocaron a los patrulleros de Prefectura, arrastraron con todo para adentro y fue un caos porque estaban todas las lanchas aplastadas», agregó
Alfredo pertenece a una familia de pescadores: su abuelo fue pescador, también su padre y sus siete hermanos varones, sus tíos y primos. «¡Y espero que no se termine acá, porque es sacrificado pero lindo!».
Sobre las posibilidades de recuperación, Alfredo se muestra escéptico.
«Las grúas del Consorcio están tratando de recuperar las lanchas hundidas del fondo y después vendrá un inspector de Prefectura a revisar todo, a ver cuál es la lancha que quedó buena, la que no, la que tiene destrucción total…», dijo.
«Es la única lancha que tengo, mi única fuente de trabajo y a Dios hay que pedirle que pueda volver al mar pronto, pero olvídate, esto está todo destruido», se lamentó.
La tormenta del sábado lo encontró a Alfredo en Puerto Piojo, muy cerca de su barca que ese día estuvo inactiva por la lluvia.
«Ese día se puso feo, estábamos ayudándole a un muchacho a acomodar unas redes. De hecho estábamos todos acá porque llovió un poco a la mañana y tenés que venir a achicar agua a las lanchas y estaba todo bien, cada uno revisó su embarcación
«Cuando se empezó a desprender ese techo -dice señalando la celda de acopio de cereales destrozada ubicada a un lado de la dársena-, corrimos por la pasarela mientras volaba de todo y con dos más nos fuimos a refugiar a un baño abandonado que tiene techo de losa y ahí nos quedamos a pesar de que vibraba mucho y parecía que se caía», contó.
Cuando amainó el temporal y pudieron salir, «parecía que habían puesto una bomba atómica acá».
Afortunadamente, ninguna de las personas que estaban en ese sector del puerto sufrieron heridas.
«Hemos tenido vientos afuera, pero jamás pasamos antes por algo así», dijo.
La empresa Viterra que sufrió la destrucción de la celda que da a Puerto Piojo tiene sus instalaciones de acopio de girasol y soja justo enfrente de la entrada al complejo portuario, y allí se puede ver aun desde la vereda cómo un enorme silo implosionó hacia adentro, quedando totalmente destruido y con las láminas de metal metidas en su interior.
La Bolsa de Cereales de Bahía Blanca informó que «continúa la evaluación de daños y pérdidas ocasionados por el temporal, sin operatoria por el momento y sin cupos por estos días».
Además de la situación en las terminales, se evalúa el estado del canal y balizamiento.
«Según la última posición de Buques emitada el día viernes 15, para la semana del 16 al 20 había anunciados seis barcos por 102.000 toneladas Se espera la evaluación de daños para determinar si las embarcaciones pueden ser cargadas a través del puerto de Bahía Blanca», dijeron
Destrucción en el puerto
El Puerto Ingeniero White es un complejo portuario que abarca 25 kilómetros sobre la costa norte de la ría de Bahía Blanca, a siete kilómetros del centro comercial de esta localidad bonaerense.
Esta terminal portuaria con un calado de 45 pies, posee un moderno balizamiento con 62 boyas luminosas alimentadas por energía solar, un sistema de control de tráfico radarizado y un muelle multipropósito de 270 metros de eslora recientemente inaugurado además de los muelles de Puerto Galván y la Posta de Inflamables.
Este sistema portuario ofrece la posibilidad de una salida directa al Océano Atlántico desde el único puerto de aguas profundas del país, con muelles para operar todo tipo de buques y mercaderías
El Puerto de Bahía Blanca ha sido históricamente un puerto de cereales por su proximidad a las principales zonas agroexportadoras del país. Hoy es además químico y petroquímico, y exporta principalmente materias prima.