El presidente Javier Milei y su ministro de Economía Luis Caputo tienen que restaurar la relación política de la Argentina con el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI), si quieren sortear una amenaza de default ante la ausencia de reservas del Banco Central para afrontar vencimientos por 2.700 millones de dólares entre enero y febrero de 2024.
El board del FMI está bajo la influencia de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, que ya confió en las promesas de los tres ministros de Economía de la Argentina que conoció en los últimos cuatro años. Esa experiencia inolvidable influyó en la secretaria Yellen y ahora no hará un solo gesto de distensión política a favor de Milei y Caputo.
El presidente y su ministro asumen este cuadro de situación y trazaron una diagonal en Washington para atenuar la resistencia de la Secretaría del Tesoro y lograr un acuerdo rápido con el board del FMI. Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de Joseph Biden, recibió a Milei y Caputo (cuando aún no habían asumido) en la Casa Blanca y se puso a disposición.
No es la primera vez que Sullivan abandona su despacho del Ala Oeste para visitar las oficinas de la secretaria Yellen: ya lo hizo cuando Martín Guzmán y Sergio Massa ocupaban el Quinto Piso del Palacio de Hacienda, y la negociación con el FMI estaba escorada por la emisión monetaria y las reservas públicas.
Yellen sabe de las conversaciones reservadas entre la Casa Blanca y la Casa Rosada y también movió sus piezas: Jay Shambaugh, subsecretario de Asuntos Internacionales del Tesoro, aterrizó en Buenos Aires y mantendrá reuniones con el ministro Caputo y su staff.
Jay Shambaugh es un halcón de la Secretaría del Tesoro y su posición fue determinante para bloquear el último desembolso que debía ejecutar el FMI durante 2023. Argentina había incumplido todas las metas -déficit fiscal, emisión monetaria y reservas-, y pese a la presión de la Casa Blanca, el directorio del Fondo postergó la VII revisión del Acuerdo y obligó a Massa a negociar un rescate con la CAF, Qatar y China.
En esa oportunidad, Yellen respaldó la posición del subsecretario Shambaugh y detrás de él se alinearon Alemania, Japón y Canadá. Fue un triunfo político de la Secretaría del Tesoro y reforzó los argumentos que recorren los despachos más importantes de la administración Biden: Argentina no cumple sus promesas con el FMI y el sistema cruje cada vez que se concede un waiver (perdón).
A pesar de estos antecedentes, Milei y Caputo consideran que es posible reperfilar las metas del programa que cerró Massa y lograr un desembolso de casi 3.000 millones de dólares para cancelar los vencimientos de enero y febrero de 2024. Se trata de una hoja de ruta optimista, frente a los plazos que corren una velocidad infinita.
El ajuste económico del Gobierno coincide con las metas previstas en el programa que se firmó con el FMI. Pero hay una letra chica que se negocia con el staff del Fondo y luego se eleva a sus directorio que actúa con el guión de la Secretaría del Tesoro y las advertencias del Consejo de Seguridad Nacional.
La negociación con el staff del FMI se llevará todo enero, y en enero hay un vencimiento de casi 2.000 millones de dólares. Esos fondos no están en el Banco Central y Caputo deberá usar inteligencia para obtener los recursos necesarios para evitar el default (Arrears).
CAF ya hizo su parte, y el ministro de Economía deberá apuntar al Emirato de Qatar y al régimen comunista de China. Son 1922 millones de dólares en enero y 810 millones de dólares en febrero, frente a un desembolso de casi 3.000 millones de dólares que debería hacer el FMI, si hay acuerdo entre la administración Milei y el board.
Cuando se reúna con el subsecretario Shambaugh, Caputo explicará los conceptos del programa de ajuste, que superan las exigencias previstas por el Fondo respecto a las metas de déficit fiscal, emisión monetaria y reservas del Banco Central. En ese escenario técnico, el ministro de Economía está confiado y expectante.
Pero la traba es política y está en DC. El board del FMI ya no confía y el presidente Milei necesitará de toda la presión de la Casa Blanca para cerrar un acuerdo rápido y obtener el desembolso para cancelar los vencimientos de enero y febrero.
Shambaugh llegó para escuchar y después informar a la secretaria Yellen.