A principios de los ochenta, Michael Jackson hizo mundialmente famoso su moonwalk (paso lunar) cuando interpretaba Billie Jean y lo vimos creando una especie de efecto óptico con su movimiento corporal: se deslizaba lentamente hacia atrás, aunque su movimiento corporal parecía avanzar hacia adelante. Varias décadas después surgieron estudios que alaban las bondades de caminar hacia atrás, pero no se llama moonwalk sino retrowalking.
Desde aquellos primeros moonwalks imitados por todos los fans de Jackson, pasaron varias décadas y muchas investigaciones sobre la importancia para la salud del ejercicio físico y, particularmente, de caminar. Una actividad infravalorada que parece que vive un momento de esplendor debido a una toma de conciencia que en gran parte fue una consecuencia del confinamiento por la pandemia de COVID-19: los paseos de tarde se convirtieron en una nueva rutina.
El retrowalking no es en realidad ninguna novedad: forma parte del entrenamiento deportivo y también del protocolo de rehabilitación de diversas lesiones y enfermedades crónicas. En este sentido, destacan las investigaciones centradas en el tratamiento de afecciones de rodilla como la artrosis, patología de carácter degenerativo y común entre la población de edad avanzada.
Además de prevenir y aliviar lesiones, el retrowalking esconde otra ventaja que a priori es difícil de imaginar: adelgaza. Es la conclusión de un estudio que evaluó la reducción de grasa corporal de un grupo de mujeres que lo practicó como entrenamiento durante seis semanas. Dicha investigación confirmó que el gasto de energía para estas participantes fue un 40 por ciento mayor que cuando caminaban hacia adelante a la misma velocidad.
En qué consiste el retrowalking
Se trata simplemente de caminar hacia atrás, lo que requiere cierta concentración y, si estamos en un lugar fuera de casa, hacerlo en un espacio seguro para evitar caídas o lesiones. En un gimnasio lo tenemos más fácil gracias a las cintas de correr. Es un ejercicio clásico de entrenamiento especialmente ventajoso para las personas que sufren dolores de espalda: el esfuerzo menor de la pisada incide también en aliviar la presión lumbar de la caminata convencional.
El retrowalking requiere movimientos menos tensos que caminar hacia adelante por lo que las articulaciones agradecen ese esfuerzo menor. Entre otras ventajas, también hay que destacar que con esta práctica se tonifican los cuádriceps, se estimula la actividad cognitiva (mayor concentración para conseguir el equilibrio) y también la frecuencia cardíaca.
Un mensaje recurrente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene que ver con la estrecha relación del ejercicio físico y una dieta cardiosaludable con un nivel óptimo de salud. Específicamente hablando de caminar, la OMS recomienda que esta actividad dure unos 150 minutos a la semana. La inactividad física centra habitualmente sus alertas al hablar de factores de riesgo que aumentan la mortalidad, cifrando entre un 20 y un 30 por ciento ese riesgo con respecto a las personas que sí tienen un nivel suficiente de actividad física.