Nadar en aguas muy frías, sin traje de neopreno, y completar 26 kilómetros durante 10 horas y 12 minutos. Ese es uno de los retos que Víctor Piñeiro, de 46 años, alcanzó este miércoles: es el primer argentino en cruzar el Estrecho de Cook, que divide las dos principales islas de Nueva Zelanda.
Piñeiro es empresario y exjugador de rugby. Emigró en 2013, vivió en Singapur y actualmente está residenciado en Sídney, Australia, donde practicó el deporte de la ovalada por un tiempo, hasta que encontró otra pasión.
“Empecé a nadar y terminaba entre los últimos”, recordó en diálogo con TN, así que decidió seguir entrenando hasta que, en 2018, lo invitaron a cruzar el estrecho de Gibraltar y completó 20 kilómetros en cuatro horas. Todo cambió al descubrir que podía “nadar más de lo que pensaba”.
Desde sus inicios hasta hoy, son más de 10 años de experiencia en natación de distancias largas. Hasta ahora, completó cinco retos de los Siete Mares: el Canal del norte (entre el Irlanda del Norte y el suroeste de Escocia), que le tomó 13 y 18 minutos; el Canal de Catalina (Estados Unidos), que le tomó 14 horas; el Estrecho de Gibraltar, el Canal de la Mancha y el Estrecho de Cook. Le falta completar el Estrecho de Tsugaru, en Japón, y el Canal de Molokai, en Hawái.
El reto de mayor dificultad fue el del Canal de la Mancha, que completó en 15 horas y 18 minutos, debido al mal tiempo, con corrientes muy fuertes. Sin embargo, lo logró, comenzó en Inglaterra y terminó en una playa en Francia.
Nadar por una buena causa
Para nadar en el Estrecho de Cook, Piñeiro necesitó entrenar por cuatro meses. Cuenta con dos entrenadores y se preparó en la pileta de Boy Charlton, en Sídney. Sin embargo, la preparación para nadar en aguas a muy bajas temperaturas ha durado años. “Cuando llamé a Nueva Zelanda, la única vacante que había era para la primera semana de diciembre, cuando el agua está más fría”. El agua tenía 12.5° y la temperatura del aire era de 10°. Para adaptarse, se somete a entrenamientos que muchos ni siquiera considerarían hacer: “Me meto en un freezer lleno de agua a 0°”, y usa solo una malla. También acostumbra nadar en aguas heladas, como en la isla de Tasmania.
La nadada comenzó a las 6:30 del miércoles, hora de Nueva Zelanda. Los retos se inician a estas horas porque es el momento en el que las corrientes son más suaves. Entre los integrantes de su equipo, lo acompañó Nicole Piha, fundadora del Ocean Swim Support, que se encarga de preparar y apoyar a los nadadores.
Cada trayecto tiene doble propósito, y más importante de ellos es contribuir con la sociedad. Durante un tiempo, Piñeiro apoyó a Greenpeace con campañas de concientización por la contaminación en los océanos. Actualmente, hace campañas de recaudación de fondos: “En esta nadada, juntamos US$6.000 para construir un colegio en Ghana”, resaltó. La información sobre sus campañas la difunde en su cuenta de Facebook, Swim4Climate y las recaudaciones se hacen en la página justgiving.com.
Por otro lado, asume todas las hazañas como una forma de crecimiento personal. “Siempre fui una persona muy ambiciosa, uno tiene que superarse día a día. Siempre estoy buscando cuál es la próxima nadada”, subrayó. También aclaró que no lo hace por fama, pero este reconocimiento lo emociona: “Es un honor, cuando uno deja el país, trata de dejar el nombre de la Argentina en alto”.