Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda parecen no inquietarse frente a la última jugada de su par rafaelino, Ricardo Lorenzetti, quien cursó una carta a cada uno de ellos para criticar al presidente de la Corte y reclamarle el apartamiento del director general de Vocalía, Silvio Robles.
El texto de Lorenzetti está fechado el 22 de noviembre pero se conoció recién este lunes, porque su divulgación se frenó mientras se cursaba la campaña electoral. «Me dirijo a usted con el fin de solicitar el inmediato desplazamiento del Director General de su vocalía, Sr. Silvio Robles, por graves faltas éticas», esgrimió, sin ofrecer más detalles que una serie de generalidades y chismes, siempre cuidándose de transmitirlos en potencial.
LPO consultó en pasillos de tribunales por el impacto de la carta pero las respuestas oscilaron entre la serenidad y la burla. «Lorenzetti cerró con los kirchneristas para darle material para el Juicio Político a la Corte que integra, difícil volver de eso», explicó a LPO un experimentado operador del Palacio de Tribunales.
La audacia de Lorenzetti, que aunque pasan los años no logra digerir que lo hayan apartado de la presidencia de la Corte, acaso se explica por sus contactos con el designado ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona. «El loro ahora busca ser el mejor amigo de Cúneo», explicó a LPO la fuente consultada. No está para nada claro que el ministro de Justicia compre ese caramelo envenenado, se supone que sabe contar hasta cuatro.
Como sea, la foto premeditada de Rosatti, Rosenkrantz y Maqueda, en un almuerzo «casual» en La Biela, es más contundente que mil palabras.
El almuerzo se produjo, además, después que se firmara un nuevo revés judicial contra el kirchnerismo. Con la firma de los tres comensales, la Corte falló a favor de Luis Juez para que ocupe el lugar que el oficialismo pretendía para Martín Doñate en el Consejo de la Magistratura.
La foto también arroja un mensaje a todo el poder, que excede la interna chica de la Corte. Ya en la previa del balotaje entre Massa y Milei se especuló con la desarticulación de la sintonía entre Rosatti, Rosenkrantz y Maqueda, por el nerviosismo que provocaba el expediente de juicio político en la Cámara de Diputados, sobre todo en Maqueda. Fuentes parlamentarias deslizaron por aquellos días a LPO que había acudido a pedirle auxilio al gobernador Juan Schiaretti, quien se mostró solícito y soltó una ristra de objeciones al candidato de Unión por la Patria por su sociedad con el kirchnerismo.
Lorenzetti había aprovechado aquel momento para divulgar otra carta, imputándole a Rosatti «populismo». La acusación obedecía a que, tras el saldo de las urnas en la elección general del 22 de octubre, el ex intendente de Santa Fe había participado de una ceremonia de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y reivindicó en su discurso la reforma constitucional de 1994 como el último acto de «unidad nacional». El concepto remitía directamente a la interpelación a los votantes que había hecho Massa dos días antes.