El sector oleaginoso-cerealero, que incluye al biodiésel y sus derivados, exportó durante los once primeros meses del 2023 USD18.200 millones menos que en el mismo periodo del año pasado debido al impacto de la sequía. Este valor representa un desplome del 50% interanual, a pesar de las diferentes versiones de tipo de cambio diferencial que aplicó el Gobierno para acelerar el ingreso de dólares, y explica en gran medida la profundización en la escasez de reservas del Banco Central de la República Argentina.
Los datos surgen del informe mensual que publica la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), entidades que representan el 48% de las exportaciones argentinas. De allí se desprende que durante noviembre las empresas del sector liquidaron USD1.003 millones, una baja del 41% en relación al mismo mes del año pasado y una mejora de 35% en comparación a octubre último.
Las entidades señalaron que comparando los 11 meses del 2023 con los del 2022, el sector cerealero-oleaginoso perdió valores de ventas al exterior por USD 18.200 millones. Esto implicó una fortísima caída, del 50%, en ese lapso
“El ingreso de divisas del mes de noviembre es el resultado de la sequía, que ha generado pérdidas de stock disponible de granos, así como de un proceso electoral que siempre condiciona el mercado de granos. El remanente de granos de la cosecha gruesa y la fuerte caída de la previsión de trigo siguió limitando las operaciones de las terminales portuarias y de la industria de la molienda de soja que están trabajando con niveles de capacidad ociosa superiores al 70 por ciento”, afirmó CIARA-CEC.
Según explicaron, el ingreso de divisas que se transforman en pesos al ser liquidadas en el BCRA es el mecanismo que permite seguir comprando granos a los productores “al mejor precio posible”. La liquidación de divisas, sostuvieron, está fundamentalmente relacionada con la compra de granos que luego serán exportados, ya sea en su mismo estado o como productos procesados, luego de una transformación industrial.
“La mayor parte del ingreso de divisas en este sector se produce con bastante antelación a la exportación, anticipación que ronda los 30 días en el caso de la exportación de granos y alcanza hasta los 90 días en el caso de la exportación de aceites y harinas proteicas. Esa anticipación depende también del momento de la campaña y del grano de que se trate, por lo que no existen retrasos en la liquidación de divisas”, detalló CIARA-CEC.
El complejo oleaginoso-cerealero, incluyendo al biodiésel y sus derivados, aportó el año pasado el 48 % del total de las exportaciones de la Argentina, según datos del INDEC. El principal producto de exportación del país es la harina de soja (14,2 % del total), que es un subproducto industrializado generado por este complejo agroindustrial, que tiene actualmente una elevada capacidad ociosa cercana al 50%. El segundo producto más exportado el año pasado, de acuerdo con el INDEC, fue el maíz (11 %) y el tercero fue el aceite de soja (6,9%).
A la espera del trigo
En paralelo, el nuevo Gobierno espera que el ingreso de divisas se acelere desde diciembre en vistas de la llegada de las lluvias. La protagonista será la cosecha final. Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), será el trigo el primero que aporte de manera significativa las preciadas divisas por un total de USD 1.400 millones hasta abril.
De esta manera, en el período diciembre-abril, las exportaciones de trigo promediarían entre los USD 300 y USD 400 millones por mes, divisas que serán vitales hasta que comience a ingresar los dólares provenientes de la soja y el maíz. “Si bien estos montos se encuentran lejos de los valores exportados en algunas campañas anteriores, como la 2021/22, se encuentran en línea con el promedio de la última década”, aclaró el informe.
Asimismo, la entidad bursátil rosarina calculó que durante toda la campaña comercial 2023/24 del cereal -que se extiende de diciembre a noviembre – las exportaciones totales del complejo triguero alcanzarán los USD 2.240 millones, lo que implicaría un salto del 108,76% respecto del ciclo comercial anterior, fuertemente impactado por la sequía, equivalente a unos USD 1.167 millones más.
Este crecimiento se da no tanto por un salto productivo, ya que la entidad bursátil estima que la producción se ubicará cerca de las 13,5 millones de toneladas, solo dos millones de toneladas por encima de la paupérrima campaña anterior, sino por el saldo exportable que alcanzaría las 8,7 millones de toneladas.